martes, 5 de febrero de 2013

SAN JUAN DE DIOS Y LOS HOSPITALARIOS EN LOPERA

"San Juan de Dios", dibujo de
María de la Cabeza Sevilla Pérez,
alumna de 2º E.S.O. B del I.E.S. GAMONARES (Lopera)
SAN JUAN DE DIOS
En el año de gracia de 1539 residía en Granada un portugués. El 20 de enero de 1539 se volvió loco: un loco de Cristo. Este hombre había sido un aventurero. Con 27 años se había alistado a las tropas del Capitán Juan Ferruz, combatiendo bajo la bandera de España contra las tropas francesas que querían conquistar Fuenterrabía (Guipúzcoa): era un hombre duro que había hecho la guerra como soldado del emperador Carlos I de España y V de Alemania y había combatido por toda Europa. En 1539 Juan Ciudad Duarte, que así se llamaba este portugués, se había instalado en Granada. Allí vivía el hombre en paz, vendiendo libros de caballerías (como los que Cervantes criticaría en su maravilloso "Don Quijote"). Sin embargo, aquel 20 de enero de 1539 Juan Ciudad Duarte se puso a escuchar un sermón de un predicador, llamado Juan de Ávila. Las palabras de Juan de Ávila lo conmovieron tanto, le impresionaron de tal manera, que -arrepentido de sus muchos pecados- fue a su tenderete, donde estaban los libros, y los destruyó. No quedó ahí la cosa: al reconocerse como un pecador dicen que perdió la chaveta. Por eso fue encerrado en el Hospital Real de Granada, donde estaban los locos. Allí es donde trata con los enfermos y pobres, y Juan de Ávila lo irá a visitar, para decirle que vaya al Santuario de Nuestra Señora de Guadalupe (en Extremadura). Es en Guadalupe donde, meditando y orando, Juan Ciudad Duarte entiende lo que Dios le pide: entregarse a los pobres, enfermos y desamparados.  

Juan Ciudad Duarte cambió su vida y pronto fue conocido como Juan de Dios. Y se dedicó en cuerpo y alma a lo que Dios le había pedido, fundando todos los hospitales que pudo en Granada. Muchos le siguieron y, entre sus seguidores, destacó Antón Martín que fundaría un Hospital en Madrid. Juan de Dios murió joven, con 55 años: vió a una niña que se ahogaba en el río y no se pensó dos veces tirarse a las aguas para salvarla: la salvó, pero el hombre de Dios contrajo una pulmonía. Murió con fama de santidad. Por eso no tardó en ser subido a los altares: el Papa Urbano VIII lo beatificó en 1630 y, en 1690, el Papa Alejandro VIII lo canonizó, siendo nombrado patrono de los hospitales y de los enfermos.
Muchos fueron los que conocieron a San Juan de Dios y trabajaron junto a él, cuidando y atendiendo a los pobres y enfermos. Estos hombres formaron una Orden: la Orden Hospitalaria de San Juan de Dios (sus siglas son O. H.) y se extendieron por toda España y otros países de Europa.
EL HOSPITAL DE JESÚS NAZARENO Y SAN JUAN DE DIOS DE LOPERA

Uno de los monumentos más emblemáticos de Lopera es el hoy llamado Hospital de Jesús Nazareno y San Juan de Dios, un edificio del siglo XVII que conserva un patio de época. Antiguamente, este Hospital se tituló "Hospital de Nuestra Señora del Rosario" y la atención que recibían los pobres estaba a cargo de los Hermanos de la Orden Hospitalaria de San Juan de Dios. Según la "Historia de la vida y muerte del glorioso San Juan de Dios, patriarca y fundador de la Religión de la Hospitalidad de los pobres enfermos", libro del año 1669, escrito por António de Gouvea y Augustin de Victoria, este Hospital se fundó en 1599. D. Francisco Juan Martínez Rojas piensa que esta fecha de fundación podría ser muy temprana e improbable, por lo que cree que la fundación del Hospital habría que fecharse en el año 1617 ("Aproximación a la Historia de la Iglesia en Jaén", Obispado de Jaén, año 1999). Don José Luis Pantoja, Cronista Oficial de la Villa de Lopera, confirma la fecha de 1599, siguiendo el libro de la "Cronología Hospitalaria y Resumen Historial de la Sagrada Religión del Glorioso Patriarca San Juan de Dios" (del año 1716), escrito por el Padre Fray Juan Santos.
Al parecer, según relata el Padre Fray Juan Santos, existía un antiguo Hospital en Lopera, en el que había una cofradía, pero este Hospital estaba desasistido. Por esta razón parece ser que los Alcaldes Ordinarios de la villa (que, a la sazón, lo eran Andrés Gómez y Antón Rodríguez) pidieron a los Hospitalarios de San Juan de Dios que vinieran a Lopera, para tomar posesión del mismo a la vez que adquirían el compromiso de atender a los pobres enfermos. Fray Gonzalo Pecador (O. H.) tomó posesión del Hospital y mejoró las instalaciones, con la ayuda de la vecindad, a la vez que prestaba atención a los menesterosos. Eran seis hermanos hospitalarios los que se ocupaban de cuidar a los enfermos. En esta relación del P. Fr. Juan Santos se dice que había dos altares, uno dedicado a la Santísima Virgen en su advocación del Buen Suceso y otro dedicado a San Juan de Dios.

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