Dedicado al Rvdo. P. D. Luis Velasco de la Cova, que fue párroco de la Inmaculada Concepción de Lopera y falleció el 25 de mayo de 2013.
Su padre José Guerrero había venido a Sevilla, de Grazalema.
Casado en Sevilla con la joven Josefa González, cuyos padres eran procedentes
de Sevilla (Arahal y Zafra). Los dos esposos llegaron a tener hasta catorce
hijos, de los cuales solo seis, tres hijos y tres hijas, sobrevivieron hasta
edad adulta. Ambos trabajaban para el convento de los Padres Trinitarios, de la
calle Santa Lucia, número 13, donde ellos tenían su casa, cuando nació Angelita. El
padre hacía de cocinero y la madre lavaba, cosía y planchaba la ropa de los
frailes. La niña fue bautizada en la parroquia de Santa Lucía, el 2 de febrero
con el nombre de María de los Ángeles.
El padre era aficionado de la lectura de libros piadosos. La
madre bondadosa, vivaracha, imaginativa, sevillana, trabajadora y limpia, tenía
a su cuidado un altar de la parroquia, al que la niña Angelita entraba con
frecuencia.
En su casa aprendió los buenos ejemplos de piedad, también el
celo de su madre, que cuidaba con sus pocos recursos que fueren bautizados cuanto
antes los niños pobres del barrio, haciendo de madrina de muchos. En una
habitación de la casa ponía un altar a la Virgen en el mes de mayo, y allí se
rezaba el rosario y se obsequiaba particularmente a la Virgen.
Su padre murió pronto. Sin embargo la madre llegará a ver la
obra de su hija, y las Hermanitas de la Cruz la llamarán con el dulce nombre "la abuelita".
Angelita fue siempre bajita, vivaz y expresiva. A los ocho años
hizo su primera comunión y a los nueve fue confirmada.
Llegada a la edad de poder trabajar sus padres la colocaron
como aprendiz en un taller de zapatería desde los 12 años, para contribuir a la
economía familiar y allí estuvo hasta los 29 años.
Cuando Angelita conoció al Padre Torres Padilla tenía 16 años.
Tres años después pedirá su entrada como lega en el convento de las Carmelitas
Descalzas del barrio de Santa Cruz. No la consideraron con la salud y energías
suficientes para los trabajos y no la admitieron en el convento. De 1862 a
1865, Ángela reparte jornada en su casa, en el taller, en las iglesias donde
reza y los lugares pobres que visita. Por aquel tiempo se declaró la epidemia
en Sevilla y Angelita tuvo ocasión, bajo la dirección del Padre Torres, de
emplearse con generosa entrega al servicio de los pobres enfermos. Ángela se
multiplica para poder asistir a estos hombres, mujeres, niños castigados tan duramente
por la miseria. Y en ese mismo año pone en conocimiento de su confesor, el Padre
Torres, su voluntad de meterse a monja.
Sus deseos de vivir solo para Dios y para el servicio, en una
consagración total de su persona, en la vida religiosa, aumentaban.
Siendo novicia tuvieron que enviarla a Sevilla para probar de
nuevo con sus aires natales, pero todo fue inútil, sus vómitos frecuentes no le
permitieron retener la comida . Tuvo que salir del noviciado. Y lo más doloroso
para ella es que todo esto sucedía cuando su director, el Padre Torres, se
encontraba en Roma.
En su casa la acogieron con gran cariño, y en poco tiempo el Señor permitió que recobrara su salud. También volvió al taller de zapatería,
también regresó pronto el Padre Torres, Al tener que suspenderse el Concilio Vaticano I en
1870, también la acogió con cariño y continuó guiándola por los caminos
difíciles por los que Dios quería conducirla.
El 1 de noviembre de 1871 Angelita prometió, en un acto privado, a
los pies de Cristo en la Cruz, vivir conforme a los consejos evangélicos.
Ella siguió trabajabando en el taller como zapatera, hasta que se dedicó a la fundación. Viendo que no
podía ser monja en el convento se dijo: "Seré monja en el mundo", e hizo los votos
religiosos. Un billete de 1º de noviembre de 1871 nos revela que María de los
Ángeles Guerrero, a los pies de Cristo crucificado promete vivir conforme a los
consejos evangélicos, como monja, fuera del convento ya que no pudo serlo dentro. Y desde ese momento, habiéndoselo comunicado al Doctor Torres, se llamará Ángela de la Cruz, y dice que hay
que hacerse pobre con los pobres. Su alma caminó de claridad en claridad. El 22
de marzo comienza su carisma de nitidez en la iglesia junto a Jesús. Tuvo una
visión en el Calvario con dos cruces, en una estaba crujificado Jesús y se sintió
llamada por Él, sabía que Dios la estaba invitando subir a la cruz.
A los 85 años de edad en junio de 1931 se presentaron los
primeros síntomas de su enfermedad. Tuvo una embolia celebral gravísima, perdiendo el habla. Y a las tres de la madrugada del día 2 de marzo de 1932 se alzó, levantó los brazos hacia el cielo, abrió los
ojos, esbozó una dulce sonrisa, suspiró tres veces y dejó este mundo.
Personas de todas las clases le hicieron un homenaje a la hoy santa y
unos dias despues, el ayuntamiento decidió honrarla con una calle. En la capilla de Sor Ángela de la Cruz, el 2 de
marzo de 1932, los sevillanos acudieron en masa a
llorarla a aquella mujer que, por su espiritualidad y buenas obras, ya en vida era considerada santa.
Su santidad fue proclamada universalmente por la Iglesia el 4 de marzo de 2003.
Elisabeth Rueda de la Torre,
1º ESO A, del IES "Gamonares" de Lopera.